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De la recomendación espontánea al sistema: por qué necesitas un proceso repetible de generación de negocios

  • Foto del escritor: Eduardo Paiz
    Eduardo Paiz
  • 12 sept
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 12 sept

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Muchos abogados confían en que los clientes llegarán gracias a las recomendaciones espontáneas de otros. Y sí, esa referencia puede ser muy valiosa, pero depender solo de ella es como esperar que la suerte haga tu trabajo. Funciona al inicio, pero tarde o temprano se convierte en una trampa: no tienes control, no sabes cuándo entrará el siguiente caso ni si será del tipo que realmente quieres.

La verdadera diferencia entre un abogado que sobrevive y uno que crece está en construir un proceso repetible de generación de negocios. No se trata de improvisar ni de cruzar los dedos para que alguien hable bien de ti; se trata de crear un sistema que atraiga clientes de forma constante y predecible.

Porque la recomendación depende de factores que no manejas: la memoria de un cliente, la buena voluntad de un colega o la casualidad de una conversación en el momento adecuado. Eso no es estrategia, es suerte. Y nadie construye una carrera sólida con base en la suerte.

Lo que sí puedes hacer es un proceso repetible significa que defines acciones concretas y las conviertes en hábitos. No se trata de grandes campañas ni de gastar fortunas, sino de tener un plan claro que puedas ejecutar una y otra vez. Por ejemplo:

  • Visibilidad constante. Publicar, dar charlas o escribir artículos que lleguen a las mismas audiencias con regularidad. La consistencia es lo que genera reputación.

  • Relaciones estratégicas. Identificar quiénes pueden ser referidores en mi mercado y mantener con ellos una comunicación activa, no solo cuando necesitas algo.Provocamos nosotros que nos tengan en mente cuando les pregunten de un abogado

  • Medir medir y medir. Saber de dónde vino cada cliente nuevo para poder saber qué actividades generaron más resultados y ajustar nuestra consistencia con base en esos datos. 


En lugar de esperar que otros hablen de ti, tomas la iniciativa para comunicar tu valor, demostrar tu experiencia y provocar que el mercado piense en ti primero.

La ventaja de tener un sistema es que cuando cuentas con un proceso repetible, dejas de vivir con la incertidumbre de “¿y ahora de dónde vendrá el próximo cliente?”. Empiezas a tener un flujo más estable de oportunidades y la tranquilidad de que tu crecimiento no depende solo de la buena suerte.

Al final, el reto es claro: dejar de confiar en lo que llega de forma casual y empezar a construir un sistema que te dé control sobre tu destino. 


 
 
 

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